«El escrito de la autopsia es
concluyente: una fractura en la base del cráneo, que no ha soldado, revela un certero
golpe con un objeto punzante», leyó el eminente forense y egiptólogo en la multitudinaria rueda de
prensa. «¿Puede ampliar esta declaración?», preguntó una rubia con pinta de
becaria. «Las pruebas de ADN
determinarán, con gran exactitud, el tiempo que llevaba enterrado» respondió
el especialista. «¿Se trata de un
magnicidio sin testigos, como se ha filtrado?», inquirió un veterano periodista de sucesos. «Sin comentarios», dijo el
forense, que tenía alergia a los gacetilleros. «¿Es tarde para
hacer justicia?», contraatacó la rubia. «Calculo que el crimen habrá prescrito hace unos cuantos milenios», replicó
con sorna la autoridad en Arqueología. «Pero como no soy jurista debería consultar
a un abogado, o bien trasladar su duda a un juez de la Audiencia Nacional».
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