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viernes, 22 de junio de 2018

`SORAYOS´ CONTRA `COSPEDALES´






Mientras Mariano Rajoy disfruta un merecido descanso entre registro y registro de propiedades (playita, paellita, purito, siestita, dominó), en el PP se ha abierto la sucesión. La cuota femenina está en minoría de dos a cinco, pero ambas aspirantes son pesas pesadas. Lo cual promete fuertes emociones en paralelo al Mundial de Rusia. De partido político a partidos de fútbol, se abren apuestas.
Los comprensivos lectores perdonarán que no escarbe en los contrincantes. Consciente de mi irrelevancia, recurriré como siempre a un experto.  
Galdonfo Lambrusco es politólogo y coach de dirigentes insaciables. Ha trabajado en diversas empresas multinacionales, de las que ha sido sistemáticamente despedido. Esta circunstancia me permite negociar la entrevista a la baja. En lugar de repartir la retribución, le invito a cervezas y a una de calamares en una típica tasca madrileña de las que ya no quedan. El encuentro se produce justo cuando se ha cerrado el plazo para la presentación de candidaturas.
Su profesión anterior fue analista clínico. Descubrió entonces que los fluidos humanos y las heces ocultan las claves de la condición humana.

Pregunta: ¿Cuchillos afilados, juegos florales, pactos y traiciones…? ¿Cómo lo ves, Gandolfo?
Respuesta: Como una síntesis de todo eso. Lo más parecido a un juego de tronos sin baño de sangre.
P: ¿Crees que las fuerzas están equilibradas?
R: Ni de coña. Hay dos protagonistas femeninas, dos actores secundarios y tres figurantes que van a ver lo que pillan. Autoeliminado Núñez Feijóo, los nostálgicos lloran la ausencia de un líder gallego desde 1939.
P: Empecemos por los extras.
R: Si te soy sincero, no he tenido tiempo de documentarme sobre García Hernández, Bayo y Cabanes. Lo mío es el coachingde primer nivel. Ambos se apuntarán a yegua ganadora y me disculpo por el desafortunado símil.
P: ¿Descartas a Pablo Casado y José Manuel García-Margallo, políticos relevantes?
R: Casado sufrirá un mastericidio sistemático tipo Cifuentes, procedente del fuego amigo. En cuanto a Margallo, su papel se reduce al de mosca cojonera de quien todos sabemos. 
P: No cojonera precisamente.
R: Tendría que buscar el equivalente femenino, pero no me meteré en charcos sexistas. El factor más importante es la nomenclatura de los respectivos followers en cada candidatura.
P: ¿Puedes explicarte mejor?
R: Lo intentaré. Están muy definidos los sorayos y los cospedales. Estos últimos con resonancias ciclistas, sinónimo de esfuerzo deportivo. Los margallos pueden tener un pase.¿Pero los casados? Pablo se arriesga a que cualquier competidor reivindique a los solteros, y se cargue sus expectativas. Sigo sin opinar sobre los otros tres. Intuyo que tienen menos seguidores que un tuitero muerto.
P: ¿De la Serna hubiese sido digno contendiente?
R: Ha acertado retirándose. Imagina que un gracioso difunde en las redes el término sernosos. Devastador para su imagen pública.
P: Nos centramos entonces en Santamaría y Cospedal. ¿Qué las aconsejarías desde tu dilatada experiencia?
R: Un eslogan-fuerza. Soraya puede arrastrar muchos votos recurriendo a aquella emperatriz persa del mismo nombre: Pon una princesita en tu presidencia. Combina las cualidades de lo monárquico y lo republicano. Visión de futuro.
P: ¿Y a María Dolores?
R: Que considere el impacto negativo de su nombre en el ámbito internacional. En especial de cara a la jefatura del Gobierno. En español como en cualquier otro idioma es sinónimo de trauma. Para superar este hándicap no hay nada mejor que No me llames Dolores, llámame Lola.
P: ¿Te atreves a un pronóstico?
R: No, que luego vas y lo publicas.

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