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domingo, 10 de junio de 2018

LA MALDICIÓN DE LOEWE




















Mucho se ha publicado sobre el bolso de la exvicepresidenta del Gobierno, ocupando el escaño de su expresidente y del de todos los españoles, que son el mismo. Pero las referencias se han reducido a comentarios más o menos mordaces. Tal vez debido a las urgencias del trabajo informativo, no se han destacado los aspectos metafísicos del hecho.
Afortunadamente he tenido tiempo suficiente para desentrañarlos. Tras una búsqueda incesante de referencias en Internet, he encontrado el link a un ensayo descatalogado: Psicopatología del bolso. El título recuerda sospechosamente a la Psicopatología de la vida cotidiana del insigne Sigmund Freud. Obra centrada en los olvidos y en los lapsus inconscientes de la gente común, premeditados en el lenguaje de los políticos.  
Combinando ambos textos, porque el monográfico sobre bolsos tiene poco recorrido, se infiere que la ubicación del lujoso loewe amazona de Soraya Sáenz de Santamaría tenía las mismas intenciones que cuando un bolso de polipiel falsificado se deja en el asiento de un espectáculo público: señalar que la pareja de la propietaria no renuncia a la plaza conquistada, y que únicamente se ha ausentado por causas fisiológicas o de otra índole.
En el caso del Congreso de los Diputados, es factible que el temor instintivo de la exmujer más poderosa de España radicara en que un intruso como Pedro Sánchez usurpara el sillón, rematando la moción de censura de manera abusiva y sin haber sido elegido por nadie.
Cabe otra interpretación, y esta procede de la veterana feminista australiana Germaine Greer, quien escribe en La mujer completa: “¿Por qué las mujeres llevan bolsos y por qué éstos a menudo pesan tanto? (…) ¿El bolso es como un útero exterior, la representación externa de una carga innominable?”. El propio Freud comparó los bolsos con los órganos sexuales femeninos.
Desde esta perspectiva simbólica, podría relacionarse la ausencia de Rajoy con su retorno al útero materno. Cuando el hombre se sume en la desdicha, golpeado por un destino cruel e inesperado, intenta refugiarse metafóricamente allí donde estuvo al abrigo de todas las inclemencias durante nueve meses, si es que no fue sietemesino. 
El bolso uterino ha sido compatible con una comida-merienda-cena en un céntrico restaurante madrileño. Según algunos periodistas de investigación, el expresidente pidió, como plato principal, solomillo de vaca rubia gallega en brasas. Nuevo simbolismo sobre su morriña hacia la tierra que le vio nacer. Sería extraordinario que la piel con la que se fabricó el loewe amazona proceda de la misma res que marcó el descalabro de la bancada azul.
Hay precedentes. No parece casual que los bolsos de esta firma acumulen una tradición siniestra de ceses y dimisiones que han afectado a figuras del Partido Popular. Desencadenaron la decadencia de Rita Barberá, cuando aseguró que era habitual el regalo de un louis vuitton a las mujeres con cargo político (ojo al dato: la multinacional francesa de lujo compró la empresa española en 1996).
Y hace dos años que Ana Hermoso, exalcaldesa popular del pueblo sevillano de Bormujos negó ante la juez Alaya que la posesión de su bolso loewe demostrara un cohecho. Muy al contrario, según sostuvo entre lágrimas, se lo había regalado su novio. Un empresario ligado al PP.  
Por cierto, si hay personas interesadas en un artículo opulento como el de la exvicepresidenta, pueden encontrarlo de segunda mano en el portal Vibbo. Ahorrarán más de un 60% sobre los 2.000 euros del original. Es conveniente que no crean en las sincronicidades funestas. Sobre todo, que no se dediquen a la política.